no es un film de acción, ni de aventuras, ni de terror, aunque tenga elementos de todo ello. Tampoco es un drama al uso: la relación padre-hijo que nos dibuja el film de John Hillcoat, basado en la novela de Cormac McCarthy, es tan apasionante, emotiva y auténtica que trasciende géneros y filosofías. Y es que, al igual que el mundo de los protagonistas, cuando todo se deshace sólo hay lugar para lo básico e importante.
23/9/10
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